Cada vez que me vuelvo a darme cuenta de la distancia, me dan ganas de llorar y no parar nunca. Es como si nos separara un abismo. Ellos yo. Me siento aislada y separada. Pero no hablo de la distancia real, sino de la distancia sentimental. Es como si no encajara, como si no los conociera. ¿Divertido, eh? Son las 2:45 de la madrugada, es sábado y que estoy haciendo: escribiendo en mi blog. DEPRIMENTE. Creo que sólo ahora me doy cuenta de cuán profunda es la brecha. Simplemente lo estuve negando todo este último tiempo, demasiado temerosa de conocer la realidad. Maldita y dolorosa realidad.

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