Fue la conversación más hermosa que tuve nunca. Estabamos ahí, uno al lado del otro y te juro que no podía dejar de mirarte. La fluidez con la que hablábamos, las bromas, las sonrisas, las miradas, tu forma de ser, tu forma de pensar... No quería que te fueras nunca.  
No puedo esperar a verte otra vez.

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