Hoy fue un día feo. No fue un mal día (nunca es mal día cuando te veo), fue feo. Me sentí desconectada del mundo, de las personas a mi alrededor, de la realidad. Hoy no tenía ganas de estar sentada en mi banco de la escuela, ni de salir al recreo, ni de ir a gimnasia (NUNCA tengo ganas de ir a gimnasia), ni de pensar en algo referido a la escuela ni de estar dentro de esa bendita institución llamada Superior de Comercio. Hoy tenía ganas (y las sigo teniendo) de mandar todo a la mierda y dormir todo el día. Dormir, dormir y dormir. Nada de pensar en horarios, materias ni handball. Sólo dormir. Dormir durante toda la tarde, levantarme y tomar un té mientras escucho John Mayer. Y tengo la sensación de que este estado va a durar hasta mañana y quizás incluso más días. Yo que sé. A veces ni yo me entiendo.
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