La tarde de hoy fue algo magnífico. La conexión entre nosotros fue más intensa que nunca. Fue como la parte del prado en Crepúsculo. Ahí los dos, con tus brazos rodeándome y yo con la cabeza recostada sobre tu pecho... escuchando el latido de tu corazón. En ese momento, juro por Brian May que fue el momento perfecto. Atrás quedó cualquier duda, miedo o preocupación; en ese instante eterno sólo importaba que estábamos juntos.
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