Hoy es uno de esos días en lo que no estoy segura de nada. No sé si hice lo correcto. No sé si de verdad lo quiero. No sé si quiero seguir con esto. Mi mente es un laberinto de interrogantes. Es como si tuviera un enorme y pesado signo de pregunta dentro de mi cabeza, que va creciendo a medida que pasan los minutos. Por una vez me gustaría poder apgar mis elucubraciones, como cuando apretás el botón de OFF del equipo de música, y dejar de pensar. O mejor! Me gustaría tener un pensadero como el de Dumbledore. Así podría sacar de mi cerebro unos cuantos pensamientos y unos cuantos recuerdos. No hay nada peor que tener demasiado tiempo para pensar cuando no querés pensar. Es inevitable, y logra que te vuelvas loca dándole millones de vueltas a lo mismo o imaginándote cosas que no van a pasar. Alcanzás un punto en el que todo te parece perfectamente factible, aunque no tenga sentido alguno. Ves fantasmas donde no los hay y se te ocurren ideas estúpidas, impulsivas y sobre todo, peligrosas. Llegás a dudar de personas, de cosas y de sentimientos, de los que nunca dudarías. Realmente, hay veces en las que es mejor NO PENSAR.
"Harry lo hizo, sin dejar de mirar la vasija de piedra. El contenido se había vuelto a su estado original, blanco plateado, y se arremolinaba y agitaba bajo su atenta mirada.
-¿Qué es?-preguntó con voz temblorosa.
-¿Esto? Se llama pensadero -explicó Dumbledore-. A veces me parece, y estoy seguro de que tú también conoces esa sensación, que tengo demasiados pensamientos y recuerdos metidos en el cerebro."
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