Creo que los últimos días estuve aprendiendo muchas cosas. Y no me refiero a fórmulas matemáticas, métodos científicos, fechas históricas, vocabulario nuevo en inglés o en francés. Me refiero a cosas que tiene que ver con mi persona, con mi forma de ver las cosas o mejor dicho, de afrontar las cosas.
Digamos que tuve que hace frente a una situación de lo más desesperante y frustante. Yo sé que soy una chica que desespera fácilmente pero, aun así creo que la mayoría de las personas se hubieran sentido igual que yo si hubieran estado en mi lugar.
Ayer se me pasaron muchas cosas por la cabeza. Muchas, en verdad. Pero creo, que después de que la bronca, la frustración y las lágrimas (sobre todo las lágrimas) pasaron, la tranquilidad volvió a mí. Porque, me dí cuenta, de nada sirve desesperar. Este es el momento para decir: let it be. Este es el momento en el que tengo que comportarme como la chica de 16 años que soy y dejar que las cosas se acomoden solas. There will be an answer, let it be. Y quien me dijo estas sabias palabras? Ella, por supuesto. ¿Quién más podía ser? Ella que siempre, de alguna milagrosa forma, siempre me hace ver las cosas en perspectiva. Un ratito con ella y el buen humor regresa. ¿No es simplemente grandioso?
Y, por otro lado, también aprendí muchas cosas de él. Dudé muchas veces de nuestra amistad y la verdad, me arrepiento. Estos últimos días tuve pruebas suficientes de que él ES mi mejor amigo. Siempre lo fue y creo que lo va a seguir siendo por mucho tiempo.
Como dije, aprendí muchas cosas. Y también, arreglé muchas cosas. Arreglé esas cosas que no me dejaban dormir y la verdad, me alegro. Porque hay veces que no sirve cargar todo el peso sobre tus hombros y guardarte todo para vos. No se puede vivir sin tus verdaderos amigos. Simplemente, no se puede.
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