Y sí, fue un día feo otra vez. Fue feo y deprimente pero todo quedó compensado. Estos son los momentos en los que me alegro de haberte elegido. Con tus bromas, con tu sonrisa, con tu forma de ser, me alegraste el día. Como antes, como hoy, como siempre que estoy con vos. Dios, sos único. Y no sé si te voy a ver (aunque vos me diste esperanzas) pero no me importa. Me basta con saber que te importo. Eso es más que suficiente.
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