Para mí, no hay momento en el día más cautivador que la noche. La mayoría asocia la palabra noche con joda o fiesta o descontrol pero para mí es todo lo contrario. Yo veo a la noche como el momento para tirarse en la cama y escuchar canciones lentas, suaves y dulces. Para mirar el cielo cubierto de estrellas y pensar "la puta madre, cómo me gustaría que estuvieras acá, conmigo." El silencio te rodea y todo tu ser se ablanda. Se te cae una lágrima y sentís que tu corazón te está diciendo algo. Tus ojos están llorosos porque lo querés y mucho. Mirás adentro de tu alma y sabés que si te concedieran un deseo, vos pedirías tenerlo junto a vos, con sus brazos a tu alrededor. Porque no hay nada que quieras o necesites más en este mundo que estar a su lado, en uno de esos momentos que se hacen eternos y que desearías que nunca terminaran. Y entonces, la noche se conecta con la fibra más profunda de tu ser, con ese lugarcito adentro tuyo donde yacen tus sentimientos más profundos. Volvés a mirar el cielo bordado de estrellas y sueños, cerrás tus ojos y decís: "Te quiero".
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